Y DALE ALEGRIA A TU CORAZON


 Ezequiel Rojas Frondizi

Sociólogo

Hoy me desperté escuchando esta canción de Fito Paez, es un himno a la esperanza, es un canto a abrazar los dolores y dejarlos fluir, no necesitamos nada más. Es una canción que grita, que pide, que reza terminar con la amargura y la tristeza.

Hago una reivindicación explicita a la alegría. Hay que romper las cadenas de los que nos atan a la oscuridad, a los que nos quieren ver sumergidos en la derrota humana, los agoreros de la desesperanza. Hay un sistema, el de ellos. Ni vos, ni yo ni nadie va a cambiar ese sistema. No lo quiero, inventemos uno nuevo y dejarles ese sistema de mierda a ellos.

Hemos tratado de luchar tantas veces contra la pobreza y en el mundo hay cada vez más pobres. Hemos luchado tantas veces contra la riqueza y el mundo es cada vez más rico. Hemos sacrificado vidas y las vidas de ellos viven cada vez más reconfortantes a costa de nuestro sacrificio.

Si, te estoy diciendo que el mundo es una mierda. Pero que no nos quiten la alegría, porque en definitiva volvernos tristes es lo que nos deshumaniza por completo. Con la tristeza cargamos mal humor, cargamos frustraciones, cargamos una mochila de sensaciones negativas que no nos deja ser felices, a nosotros y a los que nos rodea.

Te propongo un sueño. Luchemos por la alegría. Esa es la píldora. Abracemos al dolor, a las cosas perdidas, a los sueños inalcanzables y salgamos a buscar la alegría. No hay nada más poderoso que la trasmisión de la alegría. Cuando trasmitimos alegría transmitimos amor, esperanza, fe, sueños.

Pensa en las cosas que a menudo nos quita la alegría. Un burócrata sentado en una silla, las noticias que nos venden a diario, un jefe que solo sirve para ser jefe, la mediocridad que inunda de grasa cotidiana de la vida, un político sonriente que se sirve de los demás, instituciones que no funcionan, la justicia que no es justicia, la seguridad que es cada vez más insegura, el hambre, la guerra; el arte y la música de mierda que nos hacen escuchar; los gurúes de las finanzas, de la vida sana y la psicología barata. Todo mercantilizado y el ser humano está cada vez más hecho bolsa.

Vivimos en un mundo, en una sociedad que ni vos ni yo quisimos. Y encima nos quieren tristes.

Démosle alegría al corazón, es al menos lo que te pido hoy y emborrachemos la ciudad.

 

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