CAPITULO 2: ENTRE LA PERPLEJIDAD POLÍTICA Y LAS PROPUESTAS NECESARIAS.
En el anterior
capitulo hablamos de la crisis de utopías y de la perplejidad causada por lo
que hoy se conoce como Covid 19, a lo que yo llamare contexto de caída de
paradigmas preexistentes. Y por qué lo denominare de esta manera, simplemente
porque ante la perplejidad y la falta de utopías, suponen que la resolución de
problemas cotidianos y crónicos no requieren de utopías ni de métodos mecánicos
pasados, si no de atender a las soluciones con metodologías quizá más
novedosos, o al menos dinámicos y adaptables que en teoría reafirman una nueva
concepción de cómo abordar los problemas del siglo XXI.
Pero yendo al
punto de esta nota. En los últimos meses me he reunido con diferentes
funcionarios de la gobernación de la provincia de Salta en búsqueda de acercar
un programa de desarrollo humano para jóvenes. Una iniciativa que tiene como
principal objetivo trabajar simultáneamente problemas de inserción laboral, exclusión,
pobreza, medio ambiente, deserción y desigualdad territorial. De esos
funcionarios no he recibido respuestas. Y la primera impresión que me surge es que
evidentemente no tienen en planes resolver los problemas de primera necesidad
de sus habitantes. En conclusión, son políticos faltos de iniciativa, de
propuestas y de inteligencia política para gobernar una provincia pobre en términos
de empleo.
Claro está que
los políticos son ellos y conocerán mejor las prioridades de su territorio. Sin
embargo, se nota que a cada uno la perplejidad y la falta de visión para
comprender que estamos hablando de un programa de desarrollo de escala humana
que podría ser eficaz en la medida que el Estado articule requiere de una visión amplia por parte de la dirigencia política.
Voy a reproducir
la siguiente charla informal que mantuve con dos jóvenes mujeres para entender
de qué estamos hablando. En un barrio de determinado en el interior de la provincia
de Salta he tenido la oportunidad de dialogar con dos chicas de 18 y 24 años.
Reproduzco la charla:
-
“contáme,
como es tu día. ¿trabajas, venís al cole y después laburas?
-
Si, a
la mañana al colegio y a la tarde trabajo, de quince a veintiuna o diez, por ahí…
yo tengo un hijo, además.
-
¿Se
te hizo complicado terminar el colegio?
-
Sí,
no pude terminar, dejé un año. Ahora empecé otra vez, mi mamá me cuida el nené
a la mañana; lo que se me complica es para salir (risas) …
Teresa, 18 años.
- Por un lado todo bien, hay que venir al colegio. Obvio, es una responsabilidad
- Claro…
-
o sea, si yo no vengo a este colegio, o tengo que trabajar o no sé,
tengo que hacer algo más. En cambio, si vengo al colegio, mas allá de
mis changas no hago.
- Claro vos trabajas de vez en cuando…
María, 17 años.
En este presente dialogo podemos observar como los universos simbólicos de los jóvenes y su
relación con las prácticas cotidianas quedan configuradas en la articulación entre
trabajo, estudio y tiempo libre. La pregunta en este caso es, si en toda esta configuración
existe una satisfacción de las necesidades básicas que permitan el desarrollo
humano de ellas…
De las tantas
entrevistas que he mantenido con diferentes personas, jóvenes y no jóvenes, he
llegado a la conclusión de que esta situación obedece sin dudas a una lógica global
que se explica brevemente a partir del pasaje de un modelo de sociedad
salarial, hacia una nueva forma de organización social. Donde el trabajo parece
descentrarse como elemento organizador de la propia vivencia y la identidad.
Imaginemos una
provincia como Salta que tiene la tasa más alta de desocupación de todo el NOA,
donde 34.000 personas están sin trabajo. Por supuesto, la pandemia genero una
parte de esa desocupación y el avance de la pobreza. Y ahí entra la
perplejidad. Es la política que sorprendida ante este contexto no puede
entender ni explicar cómo resolver un problema tan cotidiano como la falta de
empleo. Y es ahí donde la metodología comienza a fallar.
Con el marco
actual de la pandemia y tras la entrevista con los funcionarios provinciales,
el proyecto que fue presentado se denomina: Programa
de desarrollo humano Nuestro Tiempo. De los funcionarios, nadie ha querido ni
siquiera intentar ver de qué se trataba. Es decir, ninguno ha manifestado interés
en su ejecución.
El programa era
muy sencillo, como primera experiencia había que reunir a un grupo de jóvenes en
una localidad determinada, utilizar programas de emprendimientos productivos de
ministerios nacionales y poner en ejecución por un lado un espacio de encuentro
donde se llevarían a cabo talleres grupales para conversar asuntos relacionados
a los jóvenes, el trabajo, la vida cotidiana, la familia, los gustos, etc.
planteando claramente el lugar que estos jóvenes le otorgan al trabajo en la conformación
de sus identidades sociales y en su trayecto de vida y, por otro lado, cuales
son las representaciones predominantes que tienen en torno al trabajo… En términos
objetivos y subjetivos esta instancia permite visualizar que habilidades
tienen, que les gustaría hacer, que piensan de las necesidades barriales, si
quieren o no trabajar, porque si, porque no… Y con ello, pensar en términos colectivos
que tipo de proyecto productivo se puede realizar en torno a algunos ejes:
Medio ambiente, reciclaje, trabajo con la tierra, recuperación de espacios
públicos, producción de alimentos saludables, etc… Sin dudas que este programa
requiere de un acompañamiento estatal que facilite, por ejemplo, capacitaciones
en cualquier área de trabajo, coordinación con entidades privadas, la
conformación de alguna personería jurídica y la articulación barrial.
Se concibe
claramente que desde la economía y las ciencias sociales clásicas están todas
las respuestas mecanizadas para todos los problemas que suceden en la
actualidad. Desde la física cuántica se han elabora una serie de conceptos que
han roto con las formas de concebir el mundo en que vivimos, por ejemplo: “el
universo ya no es una maquina llena de componentes, sino un todo indivisible y dinámico”.
“Ya no son los componentes los que determinan el comportamiento del todo si no
es el todo lo que determina el comportamiento de los componentes”.
Existen evidentes
similitudes entre la estructura de la materia y la estructura de la mente,
puesto que la conciencia humana tiene un rol crucial en la observación y gran
medida determina el resultado de lo observado. Es decir, que con el acto de la
observación somos creadores puros. Y ahí está el factor determinante de un
proyecto de desarrollo humano, en la ejecución, en la capacidad de observar lo
que está en marcha, lo que existe, para que sean las personas los creadores
absolutos de su naturaleza.
En el capítulo
anterior decíamos que la crisis de utopías ponía en crisis el pensamiento de las
personas, de la sociedad. No estamos aquí hablando de utopías, si no de
trabajar en lo concreto, en lo real, por fuera de la cosmovisión clásica de la economía
y las ciencias sociales que toman mecanismos de partes, si no de pensar en
participantes y todos relacionados entre sí e inseparables.
Resulta llamativo
que la política no se percate de que el mundo ha colapsado en sus narices y que
las propuestas no pueden ser tan mecánicas como ellos imaginan. No hay
escapatoria en una economía basada en una contribución de planes sociales,
programas de asistencia social, o directamente implementando economías de
acumulación basadas en ajustes. Si la política quiere sobrevivir a esta
tremenda crisis deberá ser adaptativa y dinámica; abrirse a la articulación con
la sociedad civil y privada.
Ya Durheim
explicaba que la economía era como un conglomerado de hechos sociales. Entorno a eso
hay que buscar las salidas a formas de desarrollos sustentables que ponga al
conjunto de la sociedad en actividad, mínimas e indispensables, y reafirmando
que requiere de consensos y pactos que permitan mejorar la calidad humana y
ambiental.
Hoy es necesario
implementar cuanto antes un programa de desarrollo a escala humana, en términos
locales y como redes circulares que obedezcan necesariamente a que el Estado no
mal gaste fondos públicos y permita que la sociedad gire en torno a un nuevo
formato de economía.
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