LA VUELTA A MACONDO


 "Entonces veo otra vez la calle, el polvo luminoso blanco y abrasador que cubre las casas y qué le ha dado al pueblo un aspecto de mueble arruinado. Es como si dios hubiera declarado innecesario a Macondo y lo hubiera echado al rincón donde están los pueblos que han dejado de prestar servicio a la población" - Gabriel García Márquez.

Ezequiel Rojas 


Así como Gabriel García Márquez nos ofreció el realismo mágico como recurso literario cuando escribió cien años de soledad, nuestra historia se va adentrando a este género para reproducir la vuelta a Macondo, la ciudad de fantasía que el escritor colombiano eligió como escenario y contexto para su novela, en la que nos relata la historia de sucesivas generaciones de la familia Buendía, marcada por la repetición tanto de nombres como de personalidades y errores. Un realismo mágico como elemento narrativo para mezclar fantasía y realidad, lo real y lo mágico, lo maravilloso y lo cotidiano y situaciones o hechos de lo más inverosímiles.

Nuestra historia plagada de contradicciones, de aciertos y desaciertos, de aquellas viejas guerras civiles del siglo XIX, de la conformación del Estado Nacional, de la revolución conservadora, del Irigoyenismo, la década infame, la irrupción de Perón y del peronismo, de medio siglo XX atravesada por distintos golpes de Estados hasta el último más violento, revanchista y entreguista, la guerra de Malvinas, la vuelta a la democracia con Alfonsín, el menemismo, la crisis social, política y económica del 2001 que termino con el gobierno de Fernando De la Rúa, los cinco presidentes en una semana, la década kirchnerista, el gobierno de Macri, Alberto Fernández y el triunfo electoral del nuevo presidente Javier Milei. Así a vuela pluma nuestra historia moldeo un país, entre idas y vueltas, entre la tragedia, la esperanza y la tragedia otra vez, con imágenes caricaturescas por momentos, con repeticiones de hechos, con creencias y con intolerancias; una malgama de situaciones que parece que estuviéramos condenados a vivir en Cien años de Soledad.  

Y es posible que de ahora en más volvamos a reencontrarnos con situaciones repetitivas de la historia, dentro de un realismo mágico que nos propone rendirnos a la idea de un sacrificio útil para ver la luz al final del camino; la fantasía de convertirnos en una superpotencia mientras en el medio destruimos todo lo poco que queda en pie. Un ejemplo claro de ese realismo mágico fueron las señales que dejo la asunción del nuevo presidente: la palabra ajuste fue la más mencionada en todo su discurso y cada vez que lo hacía era aplaudido, como si aquel que escuchara pensara que el ajuste le va a tocar a otro. O ver figuras como Mauricio Macri, los Menem, Bolsonaro, Zelensky; o la estética de asunción al estilo norteamericano. Pero ya hemos visto el realismo mágico.

El menemismo  dejo recuerdos memorables de su narrativa con el salariazo y la revolución productiva que nunca se cumplió o el “nada que deba ser estatal, permanecerá en manos del estado”  mientras el 1 a 1 le daba sospechas a una clase media consumista estar integrada al mundo; o recuerdos trágicos como la explosión en Rio Tercero, los atentados a la embajada de Israel o la AMIA, la misma muerte de su hijo; hechos de corrupción como la venta de armas a Croacia, todo esto mientras  el presidente Menem bailaba  con odaliscas y manejaba Ferraris mientras el país se hundía en la desocupación y la pobreza pero la fantasía permanecía intacta, reproduciendo una nueva década infame pero más grotesca. En ese sentido, el gobierno de Menem fue exitoso por que la bomba explotó dos años después de su salida, en 2001.

Se puede arrasar con un país mientras el realismo mágico funcione. Si la idea del sacrificio útil que propone el presidente Milei genera consenso veremos quienes morirán atados a un árbol y quienes pasaran el resto de su vida en  la ceguera, como los personajes de Cien años de Soledad.

En nuestro Macondo quizá las historias se vuelvan a repetir, tal vez el sacrificio útil sea pincelado por momentos y hechos que resulten novelescos para nuestra cotidianeidad, como resulta ser una política de shock o una estanflación anticipada que prevé tener un fuerte impacto en la economía real y aparezcan las primeras políticas de ajuste al trabajo y a los precios de los alimentos y la energía; cuando aparezcan los primeros atisbos de negocios con la patria contratista que lo respalda, teniendo a Mauricio Macri como cabecilla y cuando Caputo, su ministro de economía empiece a privilegiar los intereses de la timba y la especulación financiera; pero en la Argentina del nuevo realismo mágico nada de eso será lo importante porque lo importante quizá sea ver al presidente hablando de anarco capitalismo, de casta,  o quizá su novia farandulizando la política,  tal vez aparezcan noticias en los diarios de “que alimentos comen los perros del presidente” y todo ello sobre la fantasía de que  “primero hay que saber sufrir, después amar, después partir y al fin andar sin pensamientos”.

Pero no tome tan enserio lo que el autor de este texto escribe porque en definitiva usted será quien evalué de acuerdo a su decisión si soportara el sacrificio útil o si sacrifico su futuro para vivir en un realismo mágico llamado Macondo.

 

 

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